De entre toda la morralla videoclipera que se estrena en nuestro país, es sinceramente difícil encontrar algo que nos guste. Para que no se nos acuse de solo hablar de lo malo y de lo peor, aquí traemos un ejemplo de uno que por lo menos no está mal.
Nudozurdo presentaban la semana pasada el vídeo de «Mil Espejos», de su último disco «Sintética» que salió hace ya un año y pico… lo más curioso es que es el primer videoclip realizado para el mismo. Tela. Según jenesaispop y alguna web más lo dirige un tal Sebastián Nodarse del que hay poca o ninguna información en la web (parece mentira…).
El vídeo en sí, nuevamente, no va a cambiar nuestras vidas, pero tiene algo que lo hace destacable por encima de la media nacional: saber adaptarse a sus posibilidades. Con un presupuesto (más que probablemente) escaso, director y banda saben sacar partido a la canción entendiéndola desde el principio. Sin excesos visuales ni narrativos, más bien al contrario, el clip discurre tranquilo, a través de esos ambiguos planos de mareas, vías y campos, exactamente igual que el tema. Las imágenes van creciendo, con una evolución sútil, y no es hasta más allá de los dos minutos cuando se le da importancia al personaje femenino, justo cuando entra la primera estrofa e la canción. Es quizá éste el único detalle un tanto obvio, que vuelve a repetirse un minuto después, al entrar la segunda (y última) estrofa sobre las imágenes del propio Leopoldo (vocalista del grupo). Aún así, el vídeo funciona, y por lo menos huye del cliché que para ser sincero, esperaba desde el momento de leer el título: «ya verás, seguro que plantan a los del grupo en la casa de los espejos del parque de atracciones -o algo peor-«. Pues no, no hay ni uno.
Bravo a Sebastián Nodarse (del que agradeceríamos más información) por ello y por haber conseguido un resultado visual más que notable.
Lo que pasa en España con el tema de los videoclips es algo de lo que tendremos que hablar poco a poco y sin duda analizar tranquilamente con el paso del tiempo. De momento, valga esta perla como ejemplo tanto de la situación que vivimos como de nuestra opinión al respecto.
Buceando entre blogs y youtubes me entero de que Loquillo acaba de sacar una nueva versión de su «clásico» del 93 (o por ahí) «El hombre de negro«, que a su vez es una versión de un clásico de verdad, el «Man in black» de Johnny Cash.
En cuestión de segundos se me agolpan a cámara lenta las preguntas en la cabeza. Yo, desconocedor confeso de la obra de Loquillo, me debato entre creerme o no que se hubiese atrevido a hacer una versión de semejante himno del country, pero al comprobar segundos después que además la canción ya la reinterpretó en castellano a principios de los 90, mi estupor crece hasta el doble en un momento. La pregunta (que siempre se me viene a la cabeza al oir una versión, cualquiera que sea) es el típico ¿para qué lo ha hecho? Luego lo pienso un poco y doy por sentado que dentro de su carrera, el tema no desentona demasiado, así que se lo perdono y me pongo a ver el vídeo, que es lo que realmente me interesa. Veo en la información de la derecha que lo dirige Daniel Etura… «pchaa» pienso yo. Play.
Mi primera impresión es de sorpresa. El video arranca bien y a la primera de cambio se deja clara la estética que se persigue. La foto parece curiosa con ese etalonaje amarillo, los efectos de posproducción buscando un look envejecido no le vienen mal y Loquillo vestido de negro en el desierto dan el pego. Incluso no reparo demasiado en ese avión hecho malamente con ordenador. Una tontería menor del director, pienso. Todo va bien…
… Hasta el minuto 0:37 cuando Loquillo, con aspecto de tipo duro solitario va y se saca del bolsillo nada más y nada menos que un iPhone… ¡¡un iPhone!! Un plano después vemos a Bunbury cantando a través de la pantalla del teléfono metido cutremente por infografia por un estudiante de primero de carrera. No me lo puedo estar creyendo. Mi cabeza sólo piensa ya en el momento «yalotengo»: visualizo al señor Etura en su sofá pensando en ideas para el video y saltando de alegría diciendo ‘joder joder ya lo tengo. Va a ser la hostia. Va Loquillo andando él sólo por el desierto, se quita el paracaídas y saca el iPhone para ver cantar a Bunbury. Joder es que esto va a ser un pelotazo en los 40. La bomba!’.
¿En serio? ¿De verdad que ésto es a lo máximo que podemos aspirar? ¿Que en un videoclip con unos medios (intuyo) generosos y contando con cuatro grandes de la música española -Loquillo, Bunbury, Urrutia y Calamaro- tenemos que seguir haciendo cosas como ésta? Me dan ganas de no seguir viéndolo de la rabia que me da todo por enésima vez. Aún así continúo (aunque ustedes pueden dejar de hacerlo en el minuto 0:55; ya se habrán reído bastante).
El resto del vídeo se lo pueden imaginar. Lo más frustrante es que la estética no está mal. Que el planteamiento, a pesar de ser lo de siempre (los músicos tocando y la cámara sacándoles guapos) me lo trago porque me lo esperaba de antemano. Que incluso la canción me está está pareciendo resultona. Pero claro, semejante idea y realización… eso ya no los paso.
Al terminar aún me quedan algunas preguntas más, como ¿qué animal ha compuesto el plano del minuto 1:41? ¿por qué Calamaro parece tan viejo de golpe? o si esos trucos del teléfono y la televisión es lo único que se les ha ocurrido para incluir a Bunbury en el video dado que no pudieron contar con él en la grabación… ¿era necesario hacerlo tan evidente?… Pero una vez más, después de todo lo anterior… qué más da ya.
La filmografía de Daniel Etura la pueden ver en su web oficial, pero les aviso que encontrarán otras joyas de Carlos Baute o Alex Ubago entre otros… entren a su propio riesgo. Aunque para ser sinceros del todo les hizo un vídeo a Le Punk bastante digno.
Como decía al principio, este no es el momento todavía para hablar de ello, pero desde videoclippers prometemos que indagaremos en la cuestión del mercado nacional en lo sucesivo, y para ello lo haremos a través de esta sección. Esperamos hallar respuestas pronto…
Videoclippers: last night a clip saved my life. 