Producto Nasional: Nudozurdo sorprenden con «Mil espejos».

De entre toda la morralla videoclipera que se estrena en nuestro país, es sinceramente difícil encontrar algo que nos guste. Para que no se nos acuse de solo hablar de lo malo y de lo peor, aquí traemos un ejemplo de uno que por lo menos no está mal.

Nudozurdo presentaban la semana pasada el vídeo de «Mil Espejos», de su último disco «Sintética» que salió hace ya un año y pico… lo más curioso es que es el primer videoclip realizado para el mismo. Tela. Según jenesaispop y alguna web más lo dirige un tal Sebastián Nodarse del que hay poca o ninguna información en la web (parece mentira…).

El vídeo en sí, nuevamente, no va a cambiar nuestras vidas, pero tiene algo que lo hace destacable por encima de la media nacional: saber adaptarse a sus posibilidades. Con un presupuesto (más que probablemente) escaso, director y banda saben sacar partido a la canción entendiéndola desde el principio. Sin excesos visuales ni narrativos, más bien al contrario, el clip discurre tranquilo, a través de esos ambiguos planos de mareas, vías y campos, exactamente igual que el tema. Las imágenes van creciendo, con una evolución sútil, y no es hasta más allá de los dos minutos cuando se le da importancia al personaje femenino, justo cuando entra la primera estrofa e la canción. Es quizá éste el único detalle un tanto obvio, que vuelve a repetirse un minuto después, al entrar la segunda (y última) estrofa sobre las imágenes del propio Leopoldo (vocalista del grupo). Aún así, el vídeo funciona, y por lo menos huye del cliché que para ser sincero, esperaba desde el momento de leer el título: «ya verás, seguro que plantan a los del grupo en la casa de los espejos del parque de atracciones -o algo peor-«. Pues no, no hay ni uno.

Bravo a Sebastián Nodarse (del que agradeceríamos más información) por ello y por haber conseguido un resultado visual más que notable.

Dentro vídeo.

Nuevo vídeo de Mika: «Rain». Dir: Nez Khammal

Mika empieza a sacar los vídeos a pares. Dos semanas después del último nos presenta el siguiente, «Rain», y eso sólo puede significar dos cosas: que el disco no va bien (no hay más que mirar a las listas de ventas) y que el anterior single/vídeo resultó aún peor.

A todas luces parece que el nivel va a menos. «We are golden» nos gustó bastante, «Blame it on the girls» era bastante regulero pero se dejaba ver y este la verdad es que no nos dice nada (pero tenemos que hablar tanto de lo bueno como de lo malo).

Lo dirige Nez Khammal, que ya dirigió el anterior y últimamente ha hecho vídeos a Kid Cudi o Paolo Nutini, por decir un par de ellos.

A primera vista me ha recordado a «Thriller», salvando todas las distancias. Ambiente lúgubre, un bosque que podría parecer un cementerio, Mika haciendo posturas de las suyas y de repente una panda de bailarines con disfraces que se ponen a hacer el idiota a su alrededor. En vez de zombies, psicodelia pasada de rosca.

Como es normal con Island Records y Mika, el vídeo no se puede adjuntar, pero lo pueden ver pinchando aquí.

Nuevo vídeo de Lilly Allen: «Who’d have known».

El quinto single de «It’s not me it’s you» sale a la venta a finales de noviembre pero ya está aquí su correspondiente vídeo. En esta ocasión, y tras la «originalidad» de «Fuck you» o «Not Fair«, el clip es de los normalitos.

Ya hay información sobre él en wikipedia (cada vez me fascina más esto), así que esto es el resumen de lo importante: lo único que vale la pena es el argumento: Lily Allen convertida en groupie secuestra a Elton John (interpretado por un doble) y se lo lleva a su casa para que diga a los medios que está enamorado de ella. La cosa no tendría más historia si no fuera por el rifirrafe que ambos mantuvieron hace un año en una entrega de premios GQ. Ya saben, esa manera tan inglesa de llevar las riñas entre celebrities ante los ojos del gran público.

En cuanto a la canción, una de las mejores del disco en cuanto a lo que a baladas ñoñas se refiere, o sea que si eres tía, rondas la veintena y entiendes inglés, te gustará seguro. A nosotros también. Y para colmo samplea un tema del comeback de Take That, «Shine«.

Merece un visualizado/escucha. Pero quizá no más…

Remember – Laibach: «la música pop es totalitaria».

Bautizar a tu banda con el nombre alemán de tu ciudad (Laibach: Liubliana) viviendo en la Serbia comunista de los 80 era raro.

Hacer versiones de Queen y otros supergrupos con aire marcial entre wagneriano e industrial, también.

Utilizar una estética deliberadamente nazi en toda tu producción videográfica y en tus conciertos, era peligroso.

Si encima te daba igual que te vetaran en todas las televisiones y salas de conciertos de Europa del este, que te acusaran de pronazi, que boicotearan tus actuaciones y la policía te impidiera entrar a tocar en una capital alemana… entonces es que eras Laibach, un grupo del que los muy posteriores Rammstein beberían tanto que no conocían su nombre.

La videografía de este transgresor grupo, cuya crítica a los totalitarismos a través de más que la parodia, la mímesis (una rara avis sólo comparable a los aún más extraños mascarudos The Residents y su Third Reich and Roll) es un inquietante cóctel de imágenes criptofascistas divertidísimo de desentrañar si no se tienen muchos prejuicios.

Una de sus producciones videográficas originales, la versión del hit de Opus «Live is life» transforma el «gut-feeling» del antiguo himno en una arenga de fascismo cárpato. La realización y la estética beben de El triunfo de la Fé, una de las primeras producciones de Leni Riefenstahl, y de oscuros filmes de propaganda del Servicio Alemán del Trabajo, la organización nazi cuyo lema «Fuerza a través de la Alegría» estaban retomando los neonazis del este de europa en aquel momento.

Laibach, aún en activo con interesantes propuestas como el álbum kitsch «Volk«, donde versionan himnos de países que van de España a Rusia, nunca abandonaría la provocación y el gusto por el chic totalitario (el look entre Vlad Dracul, Hitler y Gary Cooper en Beau Geste de su cantante es antológico, al igual que su cavernosa voz – nunca ecualizada, a diferencia de la del de Rammstein).

Como muestra un botón: su vídeo para su versión del «Across the Universe» de los Beatles, pesadilla gondriana que no desentonaría en el cine club de un campamento de las HitlerJugend – y su pegadizo bakala-industrial «Tanz mit» (cuya letra reza «baila, baila ahora, baila con el fascismo, con el comunismo, con el anarquismo, baila ahora»).

Nuevo vídeo de Weezer: «If you are wondering if I want you to (I want you to). Dir: Marc Webb

¡Por fin!

Hace casi dos meses que podemos escuchar la nueva canción de Weezer, que inaugurará su iminente álbum, y unas cuantas semanas que se conocen tanto el tracklist como la portada del disco. Ambos, single y portada, han sido digamos que polémicos y han despertado sentimientos opuestos entre sus fans y no tan fans. Estamos seguros de que con el vídeo no pasará lo mismo. Pero claro, con Weezer nunca somos objetivos…

Lo dirige Marc Webb, que ya firmó el «Perfect Situation» (que personalmente me gusta más) y cuatro años después vuelve a repetir esquemas: actriz invitada para el papel principal y argumento narrativo en forma de pequeña historieta. Esta vez la elegida es Odette Yustman, que podrán reconocer de «Cloverfield» (si es que perdieron su tiempo en verla).

Lo más interesante del vídeo desde el punto de vista de su realización es que por fin un director (y un grupo) se atreve a dar la misma importancia a todos los miembros del grupo (sí, siempre hay ejemplos de cosas anteriores, pero no es lo normal). Weezer son un grupo de cuatro y aquí se demuestra más que en ningún vídeo. Cada uno tiene su pequeña trama, su acción, su importancia dentro del clip y dentro de Weezer en general. No todo, aunque parezca mentira, gira en torno a Cuomo.

Hablando de él, mucha atención a las pintas que presenta. De nerd pringadete a redneck pardillo.

El detalle: simpáticos los mini-weezer que les observan sentados por el pueblo.

El vídeo ha debutado en exclusiva en Babelgum, donde permanecerá una semana y de ahí dara el salto a Youtube y derivados, si no se filtra antes…

En su canal de Weezer también podéis disfrutar de un par de trailers, del making off y de entrevistas con Cuomo y Webb. Una delicia.

Four Skates: videoclips sobre ruedas

Monopatín 1: Youth Group – “Forever Young”

Este cover salió en 2005, cuando los creadores de la serie The O.C. le pidieron a la banda australiana que hiciese una versión de la canción “Forever Young” de Alphaville. Inicialmente sólo iba a aparecer en un capítulo, pero la canción fue todo un hit en su país, colocándose en el número 2 de la ARIA (Asociación de la Industria Musical de Australia) y dando el pelotazo. Fue incluida en el volumen 5 de la BSO de The O.C. y se sacó como single del grupo, creándose así este videoclip.

En el video podemos ver cortes originales de los inicios del monopatín en Australia, procedentes del programa de televisión GTK, de principios de los 70.

Es relativamente similar al famoso “Heartbeats” de The Knife, aunque éste sólo incluya varios planos. El de Youth Group es bastante más variado.

Monopatín 2: Goldfrapp – “Caravan Girl”

En la línea de los videos veraniegos, aquí tenemos a la chica-caravana de los Goldfrapp. Este es el primer videoclip de la banda británica en que no aparece su cantante, Alison Goldfrapp, y en su lugar tenemos a una churri yendo de un lado a otro con su monopatín (o longboard en este caso) y sus Vans. Como digo, un video de verano, sin más, aunque eso sí, muy bien realizado.

Monopatín 3: Coconut Records – “West Coast”

Muy al estilo de todos los videos de la banda liderada por Jason Schwartzman: raro.

Aquí se nos muestran secuencias originales de la artista Cheryl Dunn, que se dedica especialmente al videoarte y la fotografía, grabadas en una exhibición que tuvo lugar en 1998 en el Stadtisches Museum Abteiberg, en Mönchengladbach, Alemania.

Podemos ver al skateboarder profesional y también artista Mark Gonzales, vestido todo de blanco como si realmente fuese parte del museo, y realizando todo tipo de maniobras con su monopatín tanto dentro de la sala como en el exterior, entre los peatones.

Monopatín 4: Dinosaur Jr. – “Over it”

El más simpático de los 4 videos y desde mi punto de vista, el que mejor realizado está. Los incombustibles Dinosaur Jr., padres y unos de los escasos supervivientes del movimiento grunge-shoegaze de los 90 se montan en bicicletas y monopatines bajo la mirada del director Mark Locke, para llevar a cabo un montón de “trucos trucados”, ya que, evidentemente, no son ellos los que los realizan, sino profesionales del BMX y el skate. Aún así, las ostias si que se las llevan.

¿Quién dijo que estaban viejos?

Nuevo vídeo de Alphabeat: «The Spell». Dir: Toben Seymore

Si había un disco que esperaba desde hace tiempo con ansia ese era el de Alphabeat. No porque fuese un lanzamiento especialmente mediático, a lo U2 ni porque vaya a cambiar el rumbo de la música una vez más, a lo Radiohead. Simplemente me apetecía escucharlo. El disco debut de los daneses era una estupenda colección del pop energético y pegadizo que entraba fácil desde la primera escucha, donde todos y cada uno de los temas eran singles potenciales.

Ahí están las cifras. Pelotazo no solamente en Escandinavia, que era de esperar, sino también en Reino Unido y buena parte de Europa, con esporádicas menciones en medios estadounidenses. Para ser el primero no lo hicieron nada mal.

Personalmente, creo que parte de ese gancho con el público se la deben a los estupendos vídeos que publicitaron los singles. Acompañando su música ingenua fueron capaces de desarrollar muy buenas ideas con muy pocos medios y un resultado aparentemente sencillo, pero que por lo general encerraba una muy buena puesta en escena. Véase el juego de colores de «Fascination» o el gran partido que sacan a la marcha atrás en «10000 nights«.

Lo peor de todo vino después de haber visto en su día la versión británica del vídeo de «Boyfriend» (que queda realmente insulsa al lado de su original danesa) anticipando de alguna manera lo que podemos comprobar ahora… Una vez más la mano de la industria se hace notar.

En el vídeo de presentación de su nuevo single, por Toben Seymore (que ya les dirigió el de «What is happening«)  no asumen ni un solo riesgo, presentan el típico vídeo del grupo tocando sin más delante de la cámara e incluso a Stine, la cantante, se la notan unos cuantos kilos de menos, con lo guapa y saludable que estaba ella… en fin, requisitos del mercado…

Vean y opinen. Dentro vídeo.

El videoclip salió hace unos días pero se puso a la venta ayer, y por eso lo comentamos. El disco sale a principios de noviembre.

Remember: Escultura en movimiento, «Can’t Stop», Red Hot Chili Peppers. Dir: Mark Romanek

¿Qué se puede decir de “uno de los grandes” que no esté ya dicho? La lista de eminencias para las que Romanek ha hecho videoclips es interminable, por lo que no voy a mencionar a ninguno en especial. Espero hacer algún día una retrospectiva sobre él, eligiendo sus mejores videos, así que lo dejo en el tintero.

Pero ahora voy a hablar de uno de mis favoritos, “Can’t Stop”, de los Red Hot Chili Peppers. Este video está basado en las “One Minute Sculptures” del artista austriaco Erwin Wurm. Se trata de una serie de ‘esculturas’ humanas en las que él mismo y diferentes modelos interactúan con objetos cotidianos, tales como rotuladores, botellas y cubos. Su concepto de escultura y de arte es totalmente temporal y efímero, teniendo que plasmar éstas en video o fotografía, tal como hizo.

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Mark Romanek le homenajea a su forma, utilizando a Anthony Kiedis y compañía a su antojo, poniéndoles en las situaciones más ridículas y divertidas para imitar la obra de Wurm. Especialmente simpático me parece el guitarrista con la cabeza de hipopótamo morado. Qué le voy a hacer, me hace gracia la gente disfrazada de animales absurdos.

Os dejo con el video (a partir del 0:58).

Nuevo vídeo de Little Boots: «Earthquake». Dir: David Wilson.

Hace unos días hablábamos del último vídeo de Ladyhawke y unos posts atrás también comentábamos algo acerca de LaRoux. es el turno ahora para Little Boots, la tercera en discordia.

Los que estén un poco atentos a cómo está la industria sabrán más o menos lo que ha pasado en los últimos meses con esta chica. Sus grabaciones caseras colgadas en Youtube (previo paso poruna banda de mediano éxito en Reino Unido) pasaron hace más de un año, de ser un pequeño hype a un auténtico pelotazo. Tanto fue así que la fichó Warner y en tiempo récord lanzó su primer álbum justo antes del verano. Sin embargo la cosa no funcionó como esperaban y la que tenía todas las papeletas para ser la nueva reina del pop británico se quedó a medio camino debido, a mi juicio, a una mala campaña de márketing y a un disco en cierta medida decepcionante.

El primer vídeo, aunque impecablemente realizado por Jake Nava, no había por donde cogerlo, tratando de convertir a Little Boots en un fenómeno mainstream paratodoslospúblicos.

Sin embargo al ver este nuevo vídeo parece claro que las cosas han cambiado. Lo primero que he pensado es que guarda una importante coherencia con su clip anterior, el de «Remedy» (el temón del disco), y poca ha sido mi sorpresa al enterarme después de que ambos los firma el mismo director, David Wilson (que hace unos días se llevó el premio al mejor video de bajo presupuesto en el UKMVA). En esta ocasión Wilson apuesta nuevamente por una estética electro-cósmica que ya estaba presente en las formas caleidoscópicas del anterior y que devuelven a Little Boots a un terreno del que nunca debió salir, el underground indie youtubero.

El vídeo en sí tampoco es gran cosa, no se esperen la panacea, pero sí que es agradable de ver, en ningún momento se hace pesado y la canción también se cuenta entre las mejores del disco. Atentos al plano inverosímil del minuto 1:13 y a los jugueteos de la muchacha con las gotas de agua; yo le encuentro su gracia. Un detalle negativo: ese horrible efecto glow que tanto mal ha causado al audiovisual contemporáneo desde que se pusiese de moda con «Sky Captain»…

Un último mérito hay que reconocer al director: siempre saca a la joven mucho más buena de lo que en realidad está.

Como bonus: el clip fue grabado a escasas manzanas desde donde les escribe un servidor. Fotos del rodaje en el interesnte blog del director.

Crítica: el cortometraje innecesario de Jonze y West.

Todo el mundo habla desde hace unas horas de la última jugada de dos genios en los suyo: Kanye West y Spike Jonze. Como no podía ser de otra manera, ante dos de los talentos más mimados de América, todos los blogs, foros y clubs de fans se han lanzado en manada a cubrirles en halagos, felicitaciones y demás lameculeces.

Nosotros, desde la distancia del Atlántico y con las licencias que nos otorga la masiva ignorancia de nuestra existencia, les vamos a dar la caña que (también) se merecen.

Poniéndonos en antecedentes, el cortometraje (que no en vano dura 11 minutos) estaba previsto que saliese a principios de septiembre en forma de videoclip para la canción «See you in my nighmares», dentro del último de West «808s & Heartbreak». Sin embargo con el tiempo, y al hacerse cargo del proyecto el bueno de Jonze la cosa se fue desviando (nunca mejor dicho) hasta lo que podemos ver aquí:

Como decíamos antes, el video se ha llevado buenas críticas en todas partes. Desde los típicos «Kayne queremos un hijo tuyo» en los comentarios de su web hasta la alabanza de Pitchfork o NME (en Stereogum un poco menos). En el mismo Pitchfork destacan la originalidad de ambos creadores y nombran a West como el único pop star del momento dispuesto a asumir esta clase de riesgos (?).

Por partes. El vídeo está bien realizado, sin duda. O sea, que Jonze sabe manejar una cámara y rodar en condiciones, pero eso ya lo sabíamos. Más allá, el clip no tiene especialmente el sello Jonze. No se ve su estilo hasta el dichoso momento de la rata, del que ahora hablaremos. La apuesta estética del continuo fuera de foco, parece quedarse en eso, en pura estética (y quiero pensar que la manida relación borroso-embriaguez no sea más que una tonta coincidencia). En los primeros cinco minutos de video, la cosa se queda en algo bastante corriente, para qué nos vamos a engañar.

Lo más valiente, presentar a un Kanye borracho quedando continuamente en ridículo. Que el señor West es uno de los imbéciles integrales con más ego del panorama superstar de USA es de sobra sabido. Vamos, que no nos iríamos con él de cañas ni aunque invite él. El hecho que acceda a presentarse de semejante guisa y hacer una caricatura de sí mismo en todo el vídeo, aunque no le quita de ser detestable, al menos nos hace sonreír ante la ironía. Un punto para ellos. Esos momentos balbuceando la letra de su propia canción, y entrando a tías en situaciones que más de uno de nosotros ha vivido, lo convierten de alguna manera en un personaje más cercano y lo despega de su egocéntrica reputación (¿estrategia de márketing?).

Avanzamos sin mucha chicha que comentar hasta la entrada en el baño (minuto 7:20). Dos cosas se ponen de manifiesto: por un lado el «momento mágico» cada vez más presente no sólo en Jonze sino también en Gondry (vean su fragmento de «Tokio») donde todo se pone patas arriba y el aparente realismo se torna surreal. Por otro lado que Spike ha debido ver sin ninguna duda este sketch de Little Britain. Problema: cuando esto último se te viene a la mente es imposible tomarte el resto en serio.

La cosa no se queda ahí. Escasos instantes después llega el segundo momento mágico (anda!, qué a mano ha venido esa daga debajo de la pila), y aparentemente el súmun de la originalidad, y sale del estómago del cantante una rata que en algunos sitios ha sido calificada como the world’s cutest goblin. Parece que Jonze no ha tenido suficiente con las criaturas de su nueva película. En definitiva ni cute, ni original (véase «Who’s gonna save my soul» y comparen).

Después de haberse tragado 11 minutos uno espera más, pero no, el vídeo acaba como era de esperar que acabase y sin ofrecer una explicación muy clara de por qué un vídeo para una canción de 4 minutos acabó convirtiéndose en esto. Una vez más nos sobrevuela la eterna pregunta… ¿era necesario?.

Quizá la próxima vez.

Nuevo vídeo de Calvin Harris: «Flashback». Dir: acaso importa?

Ya me estoy imaginando al director de la pieza diciéndole al señor Harris algo así como «vamos a hacer un vídeo que esté de moda, chaval». Tal cual.

El vídeo tiene todo lo que hace falta tener para convertirse en vídeo moderno, a la última. Y si algo se le escapa es porque 3 minutos y pico no dan para más. Enumeramos: unas obligadas polaroids esparcidas por la cama, de colegas y fiestas. Lo típico para crear ambiente nostálgico. Planos subjetivos a cascoporro, o POV si lo prefieren (de sus siglas en inglés ‘Point of View’, como en el porno, vamos). Unas cuantas chavalas que estén estupendas enseñando media cacha para calentar al personal, lo normal en el house-dance, y que por si fuera poco se quieren beneficiar al bueno de Calvin. Unos planos desde el escenario con neones verdes colándose en cámara y para rematar un DJ haciendo que pincha música desde un MacBook como buen modernuqui. Hasta tiene planos debajo del agua y por supuesto los inolvidables momentos en fiestas, yates, playas y esas cosas de pijos adinerados.

De verdad que haciendo esta lista lo único que se me ocurre que le falta para ser un vídeo moderno moderno de pro son unas cuantas tomas de las churris corriendo a cámara lenta. Sinceramente creo que con eso lo hubiese bordado. Pero como se le ha olvidado, el vídeoclip le ha quedado una castaña. Como la canción…

Aprendan, aprendan.

Nuevo video de Arctic Monkeys: «Cornerstone». Dir: Richard Ayoade

Quizá a algún friki le suene el nombre de este director… De qué? Pues resulta que Richard Ayoade (que no Ayaode como han puesto los Arctic Monkeys en su canal de youtube) es el negro de The I.T. Crowd, también conocido como Maurice en la serie. Londinense e hijo de una noruega, ha dirigido varios videoclips para los Arctic Monkeys, Super Furry Animals, The Last Shadow Puppets o Kasabian («Vlad the Impaler» es mi segundo video más visto de youtube). Vamos, que se codea con todos los grupos british modernatas actuales, el muy truhán.

Si antes de leer esto habéis visto el video, espero que le hayáis dado al avance rápido y no hayáis esperado «a ver si pasaba algo», como yo. Bueno, miento, sí que pasa: en el 2:43 se enciende una luz amarilla, jodidamente horrorosa, hay que decir. Una luz! Eso es todo.

El que canta es Alex Turner, frontman de la banda y componente también de The Last Shadow Puppets. Sale ahí, vestido de retro, en una pared blanca… y canta. Parece un plano secuencia, pero es que ni eso.

En fin, en su web oficial se publicó anoche y ya llevan alrededor de 100 comentarios sobre lo gracioso que es el video. Parece ser que es irónico y de humor fino, pero yo sentí que perdía casi 3 minutos y medio de mi tiempo nocturno viendo a un gilipollas. Eso sí, en Stereogum les ha gustado mucho.

Que conste que el disco «Humbug» y los Arctic en general me parecen la ostia y me gastaré mis 40 pavazos para verles en febrero en Madrid.

Crítica: Radiohead, «Just». Dir: Jamie Thraves.

A estas alturas resultaría extraño calificar el concepto videoclip como puro movimiento comercial o de promoción (aún siéndolo todavía en esencia), más cuando a raíz del medio han surgido toda una caterva de realizadores al igual que del medio televisivo en los años sesenta: si por aquel entonces fueron los Frankenheimer y compañía los que dieron el salto al cine con el consabido desprecio y reticencia, hoy son los Jonze, Gondry, Romanek, Tarsem, etc. los que intentan hacerse un hueco sin abandonar sus raíces videocliperas.

A tenor de esto, se me va a permitir una pequeña reflexión al respecto: todos estos realizadores cuentan con el aprecio/desprecio de los círculos críticos esgrimiendo por ambas partes razones que, si bien resultan válidas, no hacen otra cosa que menospreciar el mundo del videoclip, al igual que en los sesenta trascender de la televisión significaba superarse. La sensación de que dirigir videos musicales es un campo menor donde expresarse poco ayuda a todos estos realizadores, bien porque se sobrevaloran perversiones entre ambos medios en hora y media –Be Kind, Rewind (2008), Michel Gondry- o se menosprecian sinceros intentos de clasicismo sin rememorar cualquier antecedente en el mundo de la música –Birth (2004), Jonathan Glazer-. El resultado, al final, es la percepción del videoclip como un elemento menor por donde es necesario pasar para conseguir aspiraciones mayores.

En todo este tinglado existen pocos realizadores que hayan dado muestras del videoclip como elemento único, un bloque narrativo perfecto donde poder expresarse sin resultar simple, inconcluso o esteticista; videoclip como una forma tan válida como cualquier otra de narrar historias y marcarse un objetivo sin tener ínfulas de trascender a otros medios (y me viene a la mente el mundo del cortometraje español, pero esa es otra historia). Jamie Thraves podría considerarse uno de sus máximos exponentes, dándonos obras imperecederas tales como Charmless Man (Blur, 1996),  So Why So Sad? (Manic Street Preachers, 2001) o The Scientist (Coldplay, 2002), videos de los que se hablarán en sucesivos posts por su carácter narrativo sin llegar a lo cinematográfico.

Just significaría un espaldarazo definitivo, tanto por las circunstancias de su salida (en poco tiempo, el tema se convirtió en una de las referencias de la llamada música Indie) como por el video que lo acompañaba: una pequeña fábula de gigantesco mensaje, alejado del esteticismo imperante por aquel entonces, destinado a los líderes de las bandas sin molestarse en dar empaque alguno al conjunto audiovisual.

El video muestra a la banda tocando desde un piso londinense, presumiblemente en la misma calle donde se desarrolla la historia, donde York puede ver en todo momento la acción. Con pocos recursos estilísticos, Thraves se gusta en mostrar al grupo; en cambio, la fábula del hombre que camina por Liverpool Street es enseñada, gracias a la fotografía y a los tiros escogidos, como si fuera un gigantesco estudio, un pequeño ejercicio cinematográfico bien economizado en planos y con un montaje bien sencillo, sin estridencias y elegante. Este hombre que cae en el suelo sin motivo aparente, que no cambia de expresión y que no deja de dar largas a todo aquel que intenta ayudarle, podría estar pensando en la propia canción mientras está tumbado; la letra del tema se trata de toda una reprimenda existencial que se ve potenciada por el duelo de egos entre York y Greenwood (reconocido por ellos, una auténtica batalla de acordes). El video consigue mantener la tensión de las sucesivas excusas que da el hombre al creciente gentío sin recurrir a efectismos baratos ya que, al igual que en Charmless Man, se demuestra que un buen actor ayuda siempre.

El tan comentado momento final, cuando tras mucha insistencia, el hombre decide dar la razón del por qué está en el suelo ante la insistencia del grupo que le rodea, sigue siendo motivo de discusión acerca de qué dice exactamente: tanto el grupo como Thraves nunca se han pronunciado al respecto (si necesitaras escuchar lo que dice, probablemente también te tirarías al suelo, dijo el realizador), además de resultar tan banal y absurdo el encontrar una explicación coherente: como buen McGuffin que es, lo que dice carece de toda importancia en comparación a la repercusión que tiene, en este caso, el inmediato mimetismo del resto que lo observa. A pesar de las súplicas del señor, a pesar de las advertencias; termina cediendo y lo suelta, y eso provoca la reacción en cadena, y quizás eso que suelta y que provoca que todos nos tiremos al suelo sea esa frase que jamás debamos escuchar el resto de nuestros días.

O que sí tengamos que escuchar para comprobar hasta qué punto somos capaz de mantenernos de pie.

O alguna mierda de esas.

Vergüenza ajena: «Strawberry Fields Forever», fresas salvajes. Dir: Peter Goldman.

The Beatles han sido y siempre serán uno de los grupos más importantes de todos los tiempos, y que más han aportado musicalmente a bandas posteriores.

Pero el tema audiovisual no era lo suyo. Junto a grandísimos proyectos fracasados, como The Magical Mystery Tour, podemos encontrar joyitas de este calibre entre sus videoclips, ya que se caracterizaban por hacer videos bastante malos y horteras.

El caso que nos ocupa se trata de una de sus mejores canciones, pero es que el videoclip no tiene por dónde cogerlo. Esos primeros planos que se funden con otros primeros planos que se funden con secuencias al revés. Esos flashazos naranjas del 3:02, esa iluminación hortera… Después tú te preguntas: “¿Qué coño hacen ahora?” Y están pintando un piano para después venderlo por una pasta en Sotheby’s porque es el piano que pintaron los Beatles. Y después corren al revés otra vez. Y hay imágenes en negativo. Y el doble de Paul McCartney (el original todo el mundo sabe que murió en el 66) se sube a un árbol. Y en el piano hay hilos y se hacen primeros planos a través de los hilos…

Un despropósito calificado por el MoMA de Nueva York como uno de los dos videos más influyentes de la década de los 60.

Viva Suecia y el Sr. Peter Goldman, todo un artista conceptual.

Arte, arte, arte!!!

P.D.: Lo único salvable, del 2:38 al minuto 3:00, porque esos planos angulares de Lennon molan.

Remember/Movie: «The Ballad of Maxwell Demon» (Todd Hayes, 1998)

«Velvet Goldmine», de Todd Hayes (que saltó a la fama por el prohibidísimo cortometraje «The Karen Carpenter Story«, donde reconstruía con Barbies el ascenso y la caída de la cantante Karen Carpenter, que le puso una demanda de órdago) y que luego nos regalaría joyitas como «I’m not there«, es una película imprescindible, que retrata como ninguna (si es que se han hecho más sobre el tema) la purpurina, los destellos y la trans-gresión del glam rock.

Ewan McGregor como Kurt Wild, alter ego de Iggy Pop, y Jonathan Rys Meyers como Brian Slade, impersonation de David Bowie en el apogeo de su época «Ziggy Stardust» – aquí «Maxwell Demon» (el título de la peli está sacado de una canción de Bowie, y la banda «The Venus in Furs», de la canción homónima de la Velvet Underground).

El tema es genial, con un estribillo catchy y tontín muy en la línea del Bowie de la época: «I came down like water / For the age of solar / Hail to the father / Kiss your sons and daughters / Goodbye goodbye«.

Un regalo magnífico es el videoclip del tema, que nos regala Hayes en los minutos centrales de la cinta, presuntamente basado en los planes preliminares de Mick Rock para un videoclip de «Life On Mars» nunca realizado, y que sería uno de los motivos por los que Bowie amenazó con demandar a los productores (el otro era el hecho de haberse basado abiertamente en «Backstage Passes», la bio no autorizada escrita por la entonces recién ex del músico).

Por cierto, que finalmente el videoclip de «Life on Mars» acabó siguiendo este camino: